miércoles, mayo 17, 2006

Akram Khan

En 1492 , además de proveer los fondos para la expedición de Colón a las indias, viaje que resultó en el descubrimiento (desde el punto de vista de los europeos) de América, Isabel y Fernando, Reyes de Castilla y Aragón, capturaron la ciudad de Granada, la última bajo dominio de los moros.

Tras de sí dejó la cultura islámica muchas cosas, incluído el lamento triste y los taconazos del flamenco. Cuando la cultura islámica (a través de Persia) tocó el subcontinente indio, también dejó allí los lamentos y el golpear el suelo con los pies.

Sólo que en india (el continente) los pies van desnudos y en vez de castañuelas, collares sonoros como maracas se enrollan en los tobillos de los bailarines. Esa danza lleva el nombre de Kathak. Tuve la oportunidad de estar en una presentación de kathak contemporáneo por Akram Khan. Me invitó Charlene, una amiga de Jennifer que conocí en París y trabaja con la compañía de danza de Akram.

Fui con Irene y con dos amigos suecos de Charlene. Al principio estaba preocupado de si me aburriría con la presentación, siendo la primera vez que veía una presentación de danza, y creyéndome un tipo bastante llano que disfruta del béisbol y de la guerra de las galaxias, íconos indudables de lo pop, opuesto a lo artístico.

Contrario a mis preocupaciones, lo disfruté mucho. La danza tiene eso que tiene la música instrumental, ese transmitir de sentimientos, de historia, sin palabras. Además, el Kathak (como danza) es muy musical, en el sentido de que como dijo Akram en la presentación, hay un momento en que el bailarín se vuelve instrumento musical, de forma que deja de seguir la música y más bien que la música parece seguir al bailarín.

En un momento de la presentación, empecé a percibir que había una historia en la danza, creí ver una angustia en el personaje, una angustia, una espada, una indecisión y luego una caída a un abismo. Aunque la caída al abismo era bastante obvia, después dudé de cómo podía entender una angustia, una espada y una indecisión, pensé que eran vainas mías. En el intermedio, hablé con Farooq, el productor de la compañía, quien me explicó que la obra se trataba de un hombre que recibía la noticia de que debía ir a una guerra, y se debatía si abandonar todo e ir con su arco a la guerra o no hacerlo. En la segunda parte de la presentación, la guerra se desata y el hombre lucha heroica e inútilmente (se lucha acaso de otra forma?) y muere.

Luego de la presentación nos fuimos al backstage y hablamos un poco con Akram y compartimos vino y algo de comida con los músicos y los técnicos.

De verdad fue una experiencia única.

Entrada retrasada desde el 28 de febrero

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