viernes, agosto 20, 2004

El viaje

Berlín.

Escribo esto desde la computadora de Fabian. Para empezar, quisiera advertirles que, si dado un día ustedes emprenden un viaje transatlántico, con un par de paradas, por favor recuerden llevar una maleta.....con rueditas. Sé que leerán esto diciendo "de bolas!!!", pero a veces cierta ebriedad anímica y especialmente, horror económico, podría llevarlos a pensar que un bolso más ligero podría resultar ventajoso para evitar las exageradas tarifas por exceso de carga. Pichirrez ilimitada, pues.

En fin, a lo que vamos.

Miércoles 18, Caracas, 6 pm.
Chequeo, son 10 kilos de más, pero como llegué temprano, y es Venezuela, voy cómodo y el pana en el counter de AirEuropa me los perdona. De allí me pongo a hablar pajita con mi familia. Temas triviales, claro, que bonitos tus lentes, Gabi tu si vas al baño, papá deja de sacar cuentas.....en fin... en mi familia ya nos estamos acostumbrando a la evasión de las realidades dolorosas. Abrazos, besos, adiós (Sin lágrimas, corren por dentro).

Miércoles 18, algún lugar del atlántico, después de las 8pm VET.
Se me había olvidado un detalle para el viaje. Sé que les va a sonar increíble, pero yo no me puedo dormir en los aviones. Sí, ya sé que me duermo hasta manejando, pero en un avión, nunca me duermo (luego comprenderé que en ciertas circunstancias sí me duermo) Pasaron Ladykillers y 13 going on 30. medio malosas ambas, pero la primera tiene ese tono de humor extraño de las películas de los hermanos Cohen. Acerca del viaje, nada muy memorable excepto una italiana que se caía a coñazo limpio con el hijo (de unos 14 años) en pleno vuelo. Gracias a Dios ellos sí pueden dormir, con lo que no fastidiaron tanto como podían.

Miercoles 19, 11am Madrid (Barajas, más bien).
Primera vez que me bajo de un avión por una escalerita. Nos espera un autobús al bajar, y nos lleva a lo que yo llamo inmigración, pero que los españoles se empeñan en llamar Control de policía. Contrario a mis peores miedos, el policía casi ni me vió el pasaporte y el pasaje, y me dejó pasar, hecho con el que se selló el destino de europa: quién sabe hasta cuando me quede.

Me monté en el metro de madrid, y me fuí hasta la estación "Nuevos Ministerios", que pensé quedaba en el centro de Madrid (ahora no estoy tan seguro). Primer shock emocional: las puertas del metro no se abren solas. Pasé todo el viaje pensando que seguro me iba a pasar la estación esperando a que se abriera la puerta como el propio pendejo. Por cierto, este metro de madrid es MUY bonito.

Yo, en mi idiosincracia caraqueña, pensé que el centro de madrid tendría una buena porción de restaurantes y tascas donde comer. Pues no (que quede claro que todavía dudo que yo halla ido efectivamente al centro). No hay una tasquita solidaria en toda la zona. Claro, está el be-be-uve-a, y un omnipresente "El corte inglés" que cubre una cuadra a traves de varios edificios. "Bueno, (me digo) , pero tiene que haber un cyber-café por aquí cerca!!" Pues según los quiosqueros, no (jeje, hay quiscos igualitos que aquí). Sin embargo, luego de meditar la situación, decidí preguntar en "El Corte Inglés". En efecto, tenían un cyber dentro de uno de los edificios. Demasiado panas que como duré poco no me cobraron. Claro que dure poco porque si bien eran las dos de la tarde en madrid, eran tan sólo las 8 am en caracas, y no había nadie en la oficina, exceptuando claro, al trovador de Tacarigua adentro :D

En todo el tiempo que pasé en Madrid estuve muy contento, la gente fue súper amable conmigo, incluso las muchachas de información a las que interrogué hasta el cansancio. Además los peatones se comen la luz, lo cual añadió una cierta empatía.... Luego otro avión, aireuropa de nuevo, a París. Ahí si me dormí. Claro, llevaba 11 de horas sin dormir. Sin embargo me dió tiempo de conocer a dos chiquillas francesas en el vuelo. Es en serio, una de 8 y otra de 4, de lo más simpáticas, a pesar de la barrera del idioma. La más pequeña quedó impresionada cuando le regalé un caramelo, que disfrutó alevosamente luego de agradecerme con un tímido merci.

Miércoles 19, París, 8 pm.

Como ahora sí me dieron la infame maleta, empiezo a notar el crasísimo error cometido, y eso que en el aeropuerto la manipulaba con un carrito.

Voy con la tipa de información para que me cuente acerca de "young hostels" cercanos, y, oh sorpresa, es venezolana! lo cual se tradujo en que me prestara el teléfono y me regalara un lapicero.

Para llegar al hotel, el viaje pareció algo razonable para una ciudad que supongo extensa: un tren expreso entre París Orly y la línea de metro propiamente dicha, 10 estaciones, hasta Saint-Michel Notre Dame, cambio a la línea 10 (línea DIEZ...yo soy del monte, pana), y de allí a Maubert-Mutualité. al salir de la estación, dos cuadras hasta el hotelito. Un viajecito cualquiera.

Pues no, yo arrastraba una maleta de 40 kilos durante todo el trayecto. Las manos me duelen mientras escribo esto, es una de las peores idioteces que he hecho en mi vida (y mira que he hecho estupideces....como dormirme manejando). Y eso trajo como consecuencia que al día siguiente (HOY) haya decidido irme en TAXI de mi hotel al aeropuerto. No mucho, sólo 34 euros.
Pero la pasé bien en el hotel. Dormí desde las 11 hasta las 4, hora de parís, pero dormí profundamente. Además conocí a un par de Holandeses y a un japonesito-canadiense. Los holandeses, padre e hijo súper amables, me contaron que fueron a París sólo por dos días, de paseo. Quedaron pasmados cuando les dije de donde venía, y más cuando dije que nunca había visto nieve.

Nota adicional jocosa: estuve a segundos de pasarme la estación, porque.....sí, adivinaron, las puertas no se abren solas, y éstas parisinas, además, no eran con el botón grande-verde-y-vistoso de las madrileñas, sino con una muy inscospicua manilla de metal.

Viernes 20 de agosto, París.

En el vuelo para acá, por supuesto, me cobraron los kilos extras. 6,5 euros el kilo. 12 kilos de más.

Berlín.

Por ahora sólo he hablado con Fabian de Venezuela (sin comentarios) y he visto un par de construcciones impresionantes. Ahora me voy a dormir, y en un rato vuelve el pana para pasear un rato. Les contaré luego de mis subsecuentes peripecias.

1 comentario:

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.