domingo, agosto 29, 2004

Los rusos

El jueves en la tarde, mientras algo cocinaba, tocan a mi puerta....(por cierto, el timbre de las puertas de nuestros dormitorios es una campanita tipo las que usan las bicicletas). Era una vecina, preguntando por mi compañero de cuarto, Ilya. Pues no sé dónde ca%&20 está Ilya, no lo he visto ni una vez, no sé ni siquiera cuando llega, si se inscribió....en fin. Nos despedimos (ella tiene al lado a un tipo con cara de pocas pulgas y de poco hablar...)

El jueves, me la encuentro de nuevo, le pregunto si sabe algo de Ilya, me contesta que sí, que está bien y que llega el martes o miércoles. Fino.

Viernes. Hay un cierto bullicio en la zona donde está el apartamento de la muchacha. Me acerco, y ahí conozco a varios de mis vecinos: dos pakistaníes, un chino, y a los rusos. Los rusos se llaman a sí mismos así porque todos nacieron bajo la URSS, y hablan ruso: la chica, Daria/Dasha, ukraniana; el tipo (a quien con la vodka se le mejoró la expresión) Alexei, bieloruso; y Murrsha (creo), un tipo nuevo que no había visto antes, kazajo. Cuando Murrsha me dijo el nombre de su país no le entendí, y de hecho él creyó que yo no sabía donde quedaba: imagínense decir Kazajastán en ruso y entenderán mi dilema.

Se habían bebido una botella de vodka (250 kronas por el pecho) y estaban algo animados. Dasha sacó una gitarra y cantó para nosotros varias canciones pop rusas (tiene muy buena voz y toca muy bien, de hecho aparentemente tiene una demo y todo). Allí, igual que yo, habían llegado los pakistaníes (no recuerdo sus nombres, no estaban fáciles) y el chino, que nos ofreció un buenísimo té chino, muy apropiado para el frío sueco.

Estuvimos charlando un rato y luego a los rusos se les ocurrió ir al centro a ver si conseguían licor. Detallazo: las licorerías en suecia son todas propiedad del estado, y cierran a las 4 (creo) en los fines de semana. Además, como creo haber comentado, el licor es desmesuradamente caro....así que lo que les quedaba por hacer era ir a un local a tomar. A eso fuimos, paseamos un rato por los alrededores de T-Centralen (la estación de metro principal) y tomaron algunas fotos. Luego hablamos con una pareja de suecos con pinta de rockeros desenfrenados (la chica llevaba esposas y cadenas en el pantalón), pero muy amables, que nos guiaron a un local irlandés. Sin embargo, cuando llegamos no pudimos entrar ni el kazajo ni yo porque los porteros estaban un poco exigentes (ni que estuvieramos en mono) y ahí terminó la noche para nosotros. Dasha y Alexei se quedaron y nosotros decidimos irnos a dormir.

Una de las cosas más curiosas de los rusos es que recogen hongos. Sí, tal cual.....justo detrás de nuestro dormitorio, hay un bosque con una caminería....es de lo más particular, porque en Venezuela no hay bosques como esos: imagínense el bosque de la primera escena en Gladiador. Quizás se parezcan un poco los Mérida, recuerdo un bosque de pinos cerca del hotel donde me quedé con mi familia, cerca del páramo la culata.....en fin, el punto es que se van a la caminería y recogen los hongos que encuentran por el bosque. Luego lo sancochan con sal y los fríen. Por supuesto lo primero que pregunté fue que cómo sabían que no eran venenosos, y respondieron al unísono: "porque hemos recogido hongos desde siempre". Buena respuesta. Un día de estos los probaré....

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