domingo, marzo 04, 2007

Staden ligger vackert

El jueves pasado, al regresar de tomar unas cervezas cerca de la universidad con este chamo y otros panas, al bajarme del autobús en la esquina en que Ringen se convierte en Renstiernas gata; recordé una frase que el pana había dicho meses atrás.

Esa noche en Gustav Adolfs Torg tocaban Carmina Burana, al aire libre, y nosotros llegamos justo al final, en el O Fortuna de cierre. Recuerdo que a este chamo se le salieron las lágrimas de tanto que le gustó, y yo evité burlarme (mucho), fundamentalmente porque a mí se me han salido las lágrimas en otras ocasiones. La canadiense llegó al rato, lo recuerdo porque trajo más canadienses con ella, bellas todas, y no se quedaron con nosotros, muy a mi pesar (y de este chamo): apenas caminaron un par de cuadras con nosotros. Luego tratamos de entrar a un club que queda en Regeringsgatan, pero la entrada era muy cara y estábamos en plan estudiantil.

Al pana lo conocía tan sólo un mes, a lo más dos, pero yo y este chamo nos hicimos muy amigos del pana, principalmente, me parece, porque era inevitable. Cuando rebotamos del sitio en Regeringsatan decidimos caminar hacia el sur, a Gamla Stan. La ciudad yacía hermosamente y el pana, al verla, soltó aquello: Estocolmo sí es bonito, chamo.

Yo estaba de acuerdo, y mucho, pero lo que más me impresionó en el momento (aún hoy) era que toda la verborrea que yo hubiera utilizado para explicar lo mismo no hubiera alcanzado ser tan verdadera como eso que él dijo.

Todo esto lo recordé, como 6 meses después, en la esquina entre Ringen y Renstiernas gata, llenas de neblina y vacías de gente, como si ésta ciudad hubiera subido por un momento a visitar las nubes.

Renstiernas gata, una mañana

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