Fin de semana
El viernes, como a las 8, me apresuré a pensar que me salía casa este fin. Como no tengo teléfono, no creí que iba a encontrar nada que hacer, y me iba a salir un nuevo viernes-sábado-domingo echao leyendo las Obras Completas II de Cortázar. Me asomé a mi puerta, sólo por no tener nada mejor que hacer, y allí, infaltables, estaban los rusos. Estaban celebrando la compra de sus flamantes nuevas laptops (x, cualquier excusa es buena). Alexei decidió ir a matar fiebre a su casa con la suya, muy a pesar de Dasha que pretendía que seguir celebrando. Conocí a dos nuevos rusos, uno de Tajikistán (es en serio) y a otro Ukraniano, Dima, un poco loco, pero muy pana. En la flamante nueva laptop de Dasha escuché algo de música rusa, mientras charlábamos. Creo que cuando estábamos afuera, un chino (esto tá cundío e'chinos, compae) nos invitó a ir a otro edificio (coincidencialmente donde se queda Dima) para escuchar música un rato. Dasha tomó su guitarra y allá nos fuimos. La pasé muy bien ahí, escuchando a chinos cantar The man who sold the world y a una Ukraniana cantar My Heart will go on. Demasiado cómico los chinos burlándose del famoso "I'm the king of the world". De allí surgió la buenísima idea de hacer una parrilla al día siguiente, el sábado.
Superlativamente buena la parrilla. Yo me alié con los rusos, y con ellos compartí los gastos de la carne que prepararon. Anoten, cebolla, mayonesa, una especie de suero de leche ruso (que porsupuestísimo tiene un nombre que no recuerdo) y sal, revuelven y dejan los pedazos de cochino "marinar" luego a la parrilla.....bastante güenos. Ahora los que sí se destacaron fueron los chinos, anoten de nuevo: mientras el pollo está en la parrilla, échenle miel. UFFF. Trajeron salchichas, ensalada, pan, picantes, de todo. La "reunioncita" duró desde las 5 hasta las 2. Tipo tranquilo, pues.
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